Como ya ocurriera a finales de septiembre de 2015 en un programa radiofónico de la Cope, Jorge Dezcallar, máximo responsable de los servicios de Inteligencia españoles en los atentados del 11-M, esta vez como invitado en el programa “Chester” que dirige Risto Mejide de la cadena Cuatro TV y cuya entrevista fue emitida el domingo 10 de junio de 2018, volvió a insistir en lo que ya dijo hace casi tres años: “Los que alimentaron las teorías de la conspiración lo hicieron sin fundamento alguno”. Pero lo cierto es que este individuo en esa misma entrevista mintió descaradamente por dos veces en un programa de máxima audiencia al facilitar una información falsa de aquellos atentados donde perdieron la vida cerca de 200 personas y casi 2000 resultaron heridas.
En su intervención, refiriéndose a las explosiones de aquellos trenes dijo que después de las informaciones que apuntaban al Titadyn se vio que se trataba de dinamita Goma 2 ECO. Precisamente, las irregularidades en la gestión de las muestras por parte del laboratorio de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos TEDAX, así como lo acontecido durante el juicio en la macro pericial de explosivos motivó que en la propia sentencia se tuviera que admitir, finalmente, que no se podía determinar el tipo de dinamita que fue utilizada para hacer explosionar esos trenes. Por ello, en los Hechos Probados de la sentencia dice textualmente: “En la mañana del día 11 de marzo de 2004 se colocaron, en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid, trece artilugios explosivos de iniciación eléctrica compuestos por dinamita plástica y detonador alimentados y temporizados por un teléfono celular o móvil”. Por lo tanto, primera falacia del que fuera máximo responsable del CNI probada con la propia sentencia.
De manera más burda mintió a la audiencia cuando aseguró que, en un primer momento, todo apuntaba a ETA porque se contaba con muy poca información sobre el terrorismo islamista en nuestro país. En 2001, tres años antes de los atentados de Madrid, se llevó a cabo la Operación Dátil donde se desarticuló la primera célula de Al Qaeda en España. El sumario es el número 35/01 instruido por el juez Baltasar Garzón. En los Hechos Probados de esta sentencia número 36/2005 de 26 de septiembre se afirma que esas actividades de adoctrinamiento y financiación para el sostenimiento de campos de entrenamiento en distintos lugares de Oriente Medio controlados por la red terrorista Al Qaeda, empezaron a detectarse en nuestro país en el año 1994 y ya en aquel entonces se solicitaron intervenciones telefónicas con control judicial. Por auto de 31 de julio de 1996 el Juzgado Central de Instrucción nº5 incoó las Diligencias Previas número 206/96, en base a oficio de la Dirección General de Policía por el que se pedía la prórroga de las intervenciones telefónicas acordadas en las Diligencias Previas 447/94, relativas a los teléfonos utilizados por el líder de la célula de Al Qaeda en España, Imad Eddin Barakat Yarkas (hijo de un general desertor del Ejército sirio), Ousama Darra y Mohamed Needl Acaid (propietario de la finca de Morata de Tajuña donde según la sentencia del 11-M se ocultaron y confeccionaron los artilugios explosivos utilizados para hacer explosionar los trenes).
Sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra los dos edificios del World Trade Center de Nueva York y contra el Pentágono (2.973 muertos), en esta sentencia sobre la Operación Dátil consta que los terroristas suicidas que estrellaron los aviones y que constituían la denominada “célula de Hamburgo”, mantuvieron relación telefónica con el líder de la célula de Al Qaeda en España, Imad Eddin Barakat Yarkas, que fue informado del resultado de los vuelos de familiarización y reconocimiento que estaban realizando los pilotos suicidas. En dicha sentencia consta que Mohamed El Emir ATTA decidió que la reunión en la que ultimarían todos los detalles de los atentados del 11-S, se llevara a cabo en Madrid, precisamente, donde vivía Barakat Yarkas y con el que contactaba desde el año 1990. Mohamed ATTA llegó a Madrid el 8 de julio de 2001 y se hospedó en el Hotel Diana Cazadora, habitación número 109. Unos días después, el 16 de julio, se celebró una segunda reunión en Tarragona.
De los 24 procesados en aquella Operación Dátil, 17 eran disidentes y exiliados sirios residentes en España y algunos de ellos nacionalizados españoles. Entre los condenados por el delito de integración en organización terrorista se encontraban el propietario de la finca de Morata de Tajuña y un español que en el año 1989 había actuado como interventor de Herri Batasuna, y era hijo de un general del Ejército español que era plenamente consciente de las labores que desempeñaba su hijo. Precisamente los dos, padre e hijo, mantuvieron una relación con el marroquí Mohamed Najib Chaib, en cuyo domicilio se encontraron (registro con mandamiento judicial de 13 de noviembre de 2001) dos hojas manuscritas en árabe que contenían fórmulas e instrucciones para confeccionar artefactos explosivos en el interior de un cuaderno. Asimismo, un teléfono móvil de la marca Mitsubishi Trium, con dos orificios efectuados en la parte superior del mismo. Precisamente, los teléfonos que se utilizaron para confeccionar los artilugios explosivos en el 11-M eran de la marca Mitsubishi Trium.
A raíz de la información contenida en esta sentencia llego a establecer en mi investigación una conexión ETA-Disidentes sirios cuya información aparece en una línea de investigación policial, que fue descartada por la Justicia donde aparecían evidencias sobre su posible implicación en la masacre de Madrid.
En el juicio por los atentados del 11-M un jefe de sección de la UCIE declaró lo siguiente: “Que antes de los atentados se había dado información de que estábamos en un nivel de alerta, en una situación de alarma bastante crítica ante la posibilidad de un atentado de corte islamista. Asimismo, reconoció que informaron directamente y por escrito a la superioridad, pero que lógicamente no sabía donde se había remitido el comunicado”.
Por su parte, el comisario jefe de la UCIE, Mariano Rayón, reconoció que firmó un informe elaborado por la UCIE sobre el estado de la amenaza islamista en el mes de noviembre de 2003. Éste era un informe que le pidió el comisario general de Información, de los informes que se hacían regularmente sobre el estado de alarma. Y en base a informaciones de diverso tipo, ellos concluyeron que existía una amenaza cierta e inmediata contra intereses españoles. “Pero al mismo tiempo, declaró que no le constaba que el ministro del Interior, el señor Acebes, estuviera informado de los temores o la posibilidad contemplada por la UCIE de un atentado terrorista en España”.
En cuanto al comisario general de Información, Jesús de la Morena, éste declaró que conocía los informes de Europol sobre valoración de la amenaza del terrorismo islámico. Esos informes estaban aportados al sumario en la pieza separada de documentación desclasificada. Europol es un órgano de coordinación y análisis que es la suma de las evaluaciones de amenaza que hacen los respectivos países. Cuando a este comisario se le preguntó sobre si las distintas evaluaciones, una vez llegaban a su unidad, si lo tenían que remitir a algún organismo superior o dicha información se quedaba en la Comisaría General de Información; éste respondió que no sabía exactamente el funcionamiento. Nuevamente, cuando a Jesús de la Morena se le preguntó sobre si a él le constaba que esos informes de Europol habían sido remitidos, bien al secretario de Estado de Seguridad, al ministro del Interior o al director general de la Policía; éste respondió: “Pues, mire usted, no sabría decirle”.
Parece evidente que los informes elaborados antes de cometerse aquella masacre tanto por la UCIE como por Europol, referente a la amenaza de un atentado terrorista de corte islamista en España, no se remitieron a la superioridad, en este caso, el director general de la Policía, el secretario de Estado de Seguridad o el ministro del Interior. En marzo de 2004 la persona que ocupaba el cargo de director general de la Policía era Agustín Díaz de Mera. Una de las funciones de este cargo político es proponer al secretario de Estado de Seguridad los planes y proyectos de actuación operativa de los servicios del Cuerpo Nacional de Policía. El Gabinete Técnico, con nivel orgánico de Subdirección General, dependía directamente del director general de la Policía y cumplía las siguientes funciones: “Apoyo y asistencia al director general para facilitarle el despacho y la coordinación de los órganos y unidades que dependen de él. La elaboración de los estudios e informes necesarios y la tramitación de las disposiciones de carácter general en el ámbito de su competencia”.
En aquellas fechas el subdirector general del Gabinete Técnico era, precisamente, el ex comisario Gabriel Fuentes González, que años atrás había liderado la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Por lo tanto, todo indica que éste fuera la persona responsable de la “tramitación a la superioridad” de esos informes sobre la amenaza terrorista de corte islamista en nuestro país, que por alguna extraña razón no llegaron al organismo superior. Sin embargo, toda esa información se sacaría días después de la perpetración de los atentados, una vez que el ministro del Interior, en un primer momento, consideró a ETA como responsable de aquella masacre.
En definitiva, parece claro que formaba parte de la estrategia diseñada por la maquinaria que produce los acontecimientos, el hacer creer a los ciudadanos que el gobierno estaba mintiendo sobre la autoría de aquellos atentados a tres días de las elecciones, y que esto fue más importante que el poder evitar cerca de 200 muertos y alrededor de 2000 heridos.
Acabo de argumentar con datos contenidos en sentencias, informes policiales y declaraciones en el juicio de máximos responsables de Información, que el director del CNI en el 11-M mintió descaradamente en datos que facilitó sobre aquellos atentados en un programa de máxima audiencia. De esta forma es como los medios de comunicación de masas en nuestro país, contribuyen al engaño y manipulación haciendo mucho daño a la verdad. La pérdida de valores en esta sociedad nos ha llevado a admitir nuevamente como verdad hechos que son inverosímiles en lo acontecido en los ataques terroristas de Cataluña. Me pregunto de qué sirve todo ese sacrificio como padres para dar la mejor educación a nuestros hijos, si toda esa apatía humana nos sigue dejando en manos de unos miserables que muestran un desprecio absoluto por las vidas humanas y el bienestar social.