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LA NUEVA AMENAZA GLOBAL.

En estos últimos tres meses he intentado buscar respuestas ante esta nueva situación tan angustiosa y difícil por la que estamos atravesando. Mi estudio lo he centrado en la importancia del sector energético y tecnológico en esa guerra comercial que desde hace años mantienen EE.UU. y la OTAN, frente a los países que lideran la Organización de Cooperación de Shanghái, como son China y Rusia, y que cuentan con el apoyo de Irán (Estado interesado en adherirse como miembro de pleno derecho). A continuación, y para completar mi anterior artículo expongo una serie de hechos que, en mi opinión, indicarían claramente un origen artificial de este nuevo virus. Toda la información que aporto es fácilmente contrastable por lo que cada uno de ustedes podrá sacar sus propias conclusiones.

Las tasas de mortalidad en los cuatro países que por conveniencia financiera han adoptado acuerdos con China o Rusia que perjudican seriamente los intereses comerciales de EE.UU. en el sector energético o tecnológico, una vez que la mayoría de países han comenzado ya con la desescalada, son los siguientes: Italia = 13,8% (214.457 contagiados y 29.684 fallecidos). Francia = 18,8% (137.150 contagiados y 25.809 fallecidos). España = 11,7% (221.447 contagiados y 26.070 fallecidos). Reino Unido = 14,8% (206.715 contagiados y 30.615 fallecidos). Tasa media de mortalidad = 14,7%.

Por su parte, las tasas de mortalidad en los países que están desempeñando un papel importante en los ejercicios militares “Defender Europe 2020”, son las siguientes: Alemania (país anfitrión) = 4,3% (168.162 contagiados y 7.275 fallecidos). Eslovenia (maniobras estadounidenses 3/3/2020) = 6,9% (1.448 contagiados y 99 fallecidos). Polonia (país anfitrión) = 4,9% (14.898 contagiados y 737 fallecidos). Ucrania (ejercicios militares “Coherent Resilience 2020” del 5 al 9 de octubre) = 2,5% (13.691 contagiados y 340 fallecidos). Tasa media de mortalidad = 4,65%.

A pesar de que Bélgica no esté desempeñando un papel importante en todo esto, deben saber que en la suma de fallecidos por el virus, el Gobierno belga está contando tanto los casos confirmados de los hospitales como los sospechosos a los que no se les ha hecho la prueba y están muriendo en su casa o residencias. Este hecho hace que, al menos, se duplique la cifra de muertes. Además, este país ha sido criticado por ser uno de los gobiernos europeos con medidas más laxas contra la propagación del virus. De hecho, cuando a mediados de marzo se decretaron las medidas más restrictivas, la suspensión de las clases no significó el cierre de los colegios y las guarderías permanecieron abiertas. Del mismo modo, el comercio en general ha permanecido abierto de lunes a viernes.

Con los datos de hoy, la tasa de mortalidad en EE.UU. es del 5,9% (1.273.540 contagiados y 75.639 fallecidos).     

Un estudio conjunto elaborado por investigadores del Instituto Pasteur de París (Francia) y de la Universidad de Montreal (Canadá) publicado en octubre de 2016, afirma que las personas con ascendencia africana ofrecen, por lo general, respuestas inmunes más potentes que aquellas con ancestros europeos. O dicho de otra manera, las personas de raza negra tienen un mejor sistema inmune que las de raza blanca. El director de uno de los estudios dijo que no esperaba una tendencia tan clara hacia una mayor capacidad de respuesta a las infecciones entre las personas con ascendencia africana. En el primero de los trabajos, el equipo de investigadores contó con la participación de 200 personas de ascendencia africana o europea y analizó la secuencia del ARN de sus monocitos para caracterizar la manera en la que estas células inmunes hacían frente a una invasión por un virus o una bacteria. Y de acuerdo con los resultados, los participantes mostraron un gran número de diferencias en la actividad de ciertos genes específicos de los monocitos en función de su origen. Los autores observaron cambios en un único gen que codifica un receptor muy importante del sistema inmune. Y como consecuencia de estos cambios, que únicamente se detectaron en las personas de ascendencia europea, la repuesta inflamatoria se ve notablemente reducida. Por su parte, los autores de la segunda investigación realizaron el mismo experimento pero no con monocitos sino con macrófagos, a los que expusieron a dos bacterias. De nuevo, los resultados mostraron que “las personas con ascendencia africana tenían una respuesta inflamatoria más potente, lo que limitaba en mayor medida la expansión de las bacterias”.

Del mismo modo, científicos italianos investigan por qué este virus apenas infecta a la raza negra. De hecho, en Lombardía, la región más afectada, hay una amplia población de subsaharianos que parecen librarse de la enfermedad. A Francesco Castelli, profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Brescia, no le salen las cuentas. Desde que la pandemia empezó a sacudir esta provincia situada en la región norteña de Lombardía, la zona más golpeada por la enfermedad, no han parado de llegar personas infectadas al hospital pero no ocurre lo mismo con los inmigrantes subsaharianos que viven en esta industriosa zona. Son alrededor del 12% de los cerca de 160.000 residentes extranjeros de la provincia de Brescia, pero “apenas hay casos de contagios entre la población de raza negra”. Asimismo, la profesora Maria Rita Gismondo, directora del departamento de microbiología clínica, virología y bioemergencias del hospital Sacco de Milán, centro de referencia en la lucha contra esta pandemia en Italia, confirma que hay “una casi total ausencia de personas de origen subsahariano en los hospitales de Lombardía por infección del virus”. La hipótesis que manejan estos científicos es que haya características genéticas que hagan a algunas etnias más resistentes a la infección de este virus.

Sin embargo, y en contra de las citadas investigaciones científicas así como del resultado de las estadísticas en una de las regiones más castigadas por esta pandemia, a medida que este nuevo virus se ha ido extendiendo por los Estados Unidos, parece estar cebándose en la población de color, infectando y matando a ciudadanos negros en un porcentaje desproporcionadamente superior al de la población blanca o de otras razas. Un análisis de los datos disponibles en las primeras semanas y la demografía del censo mostró que los condados que son mayoritariamente negros tienen “tres veces la tasa de infecciones” y casi “seis veces la tasa de muertes” que los condados donde los residentes blancos son mayoría. “The Washington Post” citó como ejemplos el condado de Milwaukee, “donde los afroamericanos representan aproximadamente el 70% de los muertos y solo el 26% de la población”. Otro ejemplo es el estado de Luisiana donde también “el 70% de las víctimas son de color aunque representan el 32% de la población del estado”. Y en Chicago donde el 30% de la población es afroamericana, este grupo concentra “el 70% de contagios en la ciudad y más de la mitad de las muertes por esta enfermedad en todo el estado”.

En marzo de 2020 abogados de EE.UU. lanzaron una acción legal histórica para demandar a China por billones de dólares, en la que acusan a sus líderes de “negligencia por permitir que estallara el brote del virus”, y luego encubrirlo. La reclamación legal fue lanzada por “Berman Law Group”, una firma que emplea como asesor a Frank Biden, hermano del candidato presidencial demócrata Joe Biden. El estratega jefe de la empresa, Jeremy Alters, aseguró que “los líderes de China deben rendir cuentas por sus acciones”.

Lo cierto es que esta demanda pasará a la historia no por seguir criterio legal alguno (inmotivada e incongruente), sino más bien por su absoluta falta de moralidad, constituyendo además un atentado grave a la inteligencia humana. Como ya detallé en mis dos últimos artículos, la familia Biden ha estado durante años asesorando políticamente a los dirigentes ucranianos y realizando inversiones en la empresa  “Burisma Holdings”, una sociedad de cartera de un grupo de empresas de exploración y producción de energía. De hecho, es uno de los mayores productores privados de gas natural en Ucrania.

En los últimos años, la periodista búlgara de investigación y corresponsal en Oriente Medio, Dilyana Gaytandzhieva, ha publicado una serie de informes reveladores sobre el suministro de armas y el financiamiento de EE.UU. e Israel al Estado Islámico en Siria e Irak. Su trabajo actual se centra en documentar crímenes de guerra y exportaciones ilícitas de armas a zonas de guerra en todo el mundo. Según esta periodista el Pentágono tendría laboratorios biológicos en 25 países, muchos de ellos haciendo frontera con Rusia, China e Irán. Estos biolaboratorios de los EE.UU. están financiados por la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) en virtud de un programa militar de más de 2.000 millones de dólares, a través del Programa Cooperativo de Compromiso Biológico (CBEP), y están ubicados en países de la antigua Unión Soviética como Georgia y Ucrania, Oriente Medio, Sudeste de Asia y África. La investigación actual de Dilyana proporciona una visión general del vigor del Pentágono en el desarrollo de armas biológicas.

Según el Acuerdo de 2005 entre el Departamento de Defensa de los EE.UU. y el Ministerio de Salud de Ucrania, el Gobierno ucraniano tiene prohibido divulgar públicamente toda aquella información sobre estos programas que sea considerada sensible o confidencial. El Pentágono a través de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) ha financiado 11 biolaboratorios en Ucrania. La periodista Dilyana Gaytandzhieva aporta copia de los documentos oficiales militares donde figuran las empresas contratadas para la construcción de dichos laboratorios y el coste total de éstos, así como del equipamiento. Dichos documentos así como otros relacionados con la experimentación de armas biológicas y sus avances en los últimos años, están al alcance de todo aquel que esté interesado en esta investigación merecedora de resonancia y visualización.

En enero de 2019, el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, declaró que EE.UU. había puesto en funcionamiento más de 200 laboratorios biológicos militares en varios países del mundo, incluido Ucrania, y no descartaba que allí estuvieran desarrollando armas biológicas de nueva generación. Asimismo, opinó que la actividad de esos laboratorios tiene poco que ver con la ciencia con fines pacíficos y le preocupaba sobremanera el hecho de que en esas instalaciones se hagan experimentos en seres humanos. Por ello, ante esta situación consideraba prioritario endurecer el control epidemiológico global y la supervisión de las investigaciones científicas en materia de seguridad biológica. Estas declaraciones las hizo en una entrevista al diario “Rossiyskaya Gazeta”, periódico ruso y órgano oficial del Gobierno que publica decretos oficiales, declaraciones y documentos de los diferentes ministerios e instituciones gubernamentales.

En agosto de 2019, después de una inspección realizada en junio de ese mismo año, las autoridades de Estados Unidos “detuvieron las investigaciones que se realizaban en las instalaciones del laboratorio de biodefensa de Fort Detrick, ubicado en Frederick, Maryland”. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) mostró su preocupación al encontrar que no se cumplían los procedimientos requeridos para tratar aguas residuales después de una inspección realizada en junio, por lo que al mes siguiente tomó la decisión de enviar al centro de investigación una orden informando el cese de operaciones. Esto implicó, además, que se le retirara a la institución su licencia para manejar agentes altamente peligrosos. Fueron múltiples causas las que condujeron a la suspensión del centro de investigación, incluida la falta de seguimiento de procedimientos y la falta de capacitación periódica de los trabajadores en los laboratorios de biocontención, según explicó Caree Vander Linden, portavoz del instituto. Sin embargo, en el comunicado, el CDC citó “razones de seguridad nacional” como el motivo para no divulgar información sobre su decisión.

En el centro de biodefensa, en el que trabajaban cerca de 900 empleados, se estudiaban gérmenes y toxinas que podrían usarse para poner en riesgo la salud militar o pública. Además, se dedicaba a investigar brotes de enfermedades, manteniendo colaboraciones con universidades, agencias gubernamentales y farmacéuticas, según “The New York Times”. No se trata de la primera vez que este laboratorio gubernamental es el centro de atención de las autoridades de control. En 2009 fue suspendido tras descubrirse que almacenaba agentes patógenos que no constaban en su inventario. En otra ocasión se supo que el principal sospechoso de los ataques con ántrax en 2001, Bruce Ivins, era investigador de dicha institución. Sin embargo, se quitó la vida poco antes de que pudiera ser acusado por el FBI.

El 13 de septiembre de 2019 el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, declaró que luchará por recuperar la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, “no solo con palabras”. Un mes después, la noche del viernes 18 de octubre de 2019 se llevó a cabo la ceremonia de inauguración de los Séptimos Juegos Mundiales Militares en la metrópoli interior de Wuhan. Casualmente, ese mismo día, 18 de octubre de 2019 el Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, en asociación con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates, llevó a cabo en Nueva York (más tarde epicentro del brote en EE.UU.) el “Evento 201”.

En ese mismo mes de octubre, el centro analítico estadounidense “RAND Corporation” sobre la estrategia de disuasión de Rusia en el Mar Negro, publicó un informe donde se decía que “Rusia había desplegado en la península de Crimea fuerzas de considerable tamaño que creaban una amenaza para la infraestructura de la OTAN”. Los analistas del think tank estadounidense que asesora a las Fuerzas Armadas de EE.UU. están seguros de que el Mar Negro poco a poco se convierte en el campo de batalla entre Rusia y Occidente por la influencia geopolítica en Europa. El 31 de octubre de 2019 la OTAN reafirmó su apoyo a Ucrania al afirmar que “está a su lado” frente a las actuaciones desestabilizadoras de Rusia y le pidió no cejar en el proceso de reformas para poder acceder en un futuro a la Alianza Atlántica.

“Toda la Alianza, todos los aliados de la OTAN están representados hoy aquí en Kiev. Cada embajador representando a su propia nación. Cada nación está con ustedes, de manera que, con independencia de lo que depare el futuro, sepan que la OTAN está de su lado. El tiempo de las esferas de influencia se ha acabado. Instamos a Rusia a devolver el control de la península de Crimea a Ucrania tras su anexión en 2014 y a cesar sus acciones desestabilizadoras en el este del país” dijo el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg.

Por su parte, el comandante del Ejército de EE.UU. para Europa, el teniente general Christopher Cavoli, comunicó que para el 2020 la OTAN planeaba celebrar los terceros ejercicios militares más grandes desde la Guerra Fría. A finales de noviembre de 2019 el portal estadounidense “The National Interest” publicaba un informe según el cual las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Ejército de Estados Unidos, pretendían llevar a cabo ejercicios de combate de “entrada forzada” en Lituania, Georgia y Polonia a fin de preparar unidades de ataque de respuesta rápida “en una supuesta guerra en Europa y con Rusia”. El Kremlin ha reiterado su preocupación por el despliegue de fuerzas de la Alianza en el Báltico y las maniobras cerca de la frontera occidental rusa. De hecho, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas rusas, el general Valery Gerasimov, en declaraciones publicadas el 18 de diciembre de 2019 dijo que las maniobras de la OTAN cerca de la frontera con Rusia “reflejan los preparativos de la alianza para un conflicto militar a gran escala”. Asimismo, añadió que la presión occidental sobre Rusia podría desencadenar “situaciones de crisis” que podrían salirse de control y provocar un conflicto militar.

En enero de 2020 se pusieron en marcha los ejercicios militares “Defender Europe 2020” considerado el mayor despliegue de tropas estadounidenses a Europa en 25 años. El desembarco de tropas comenzó en Polonia ante el mutismo general de la prensa europea. Estas maniobras cerca de la frontera occidental rusa coincidieron con el comienzo de unos ejercicios militares conjuntos de EE.UU y Colombia cerca de la frontera con Venezuela. El Comando Sur, que es el responsable de las Fuerzas Armadas de Washington en Latinoamérica y el Caribe, precisó que esta misión en suelo colombiano estaría compuesta por 75 paracaidistas de la 82 División Aerotransportada en Fort Bragg (Carolina del Norte) y 40 miembros del Ejército estadounidense. Dicha misión fue presentada a su vez por Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU. quien, además, advirtió que el grupo chií libanés Hizbulá realiza actividades en la región con el consentimiento del Gobierno de Venezuela. Del mismo modo, Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela reconocido como tal entre otros países por EE.UU. y la Unión Europea, declaró durante su asistencia al Foro Económico Mundial de Davos que Hizbulá mantiene células activas en Venezuela y que el Gobierno de Caracas ha entregado 17 pasaportes ilegalmente cada día a diferentes ciudadanos iraníes en los últimos años.

Colombia adquirió el estatus de socio global de la OTAN en 2018, convirtiéndose así en el primer país latinoamericano en establecer lazos de esta manera con la organización transatlántica.

Por su parte, Nicolás Maduro anunció que en febrero de 2020 la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) realizaría “los primeros ejercicios militares para entrenar la defensa de las ciudades”. En diciembre de 2018 la fuerza aérea rusa ya había aterrizado en Venezuela. El Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar, que sirve a Caracas, recibió una escuadrilla llegada desde Rusia para participar en lo que oficialmente se denominó “vuelos operativos combinados Rusia-Venezuela”. La escuadrilla la encabezaron dos aviones Tupolev 160 o “Cisne Blanco”, que es un avión supersónico de la era soviética capaz de transportar hasta 12 misiles nucleares de corto alcance y volar 12.000 kilómetros sin escalas. El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, participó en un acto de bienvenida a los aviones fletados por el Kremlin y habló de los objetivos de esta forma de cooperación militar. “Nos estamos preparando para defender Venezuela hasta el último palmo cuando sea necesario”, dijo Padrino.

A principios de abril de 2020, menos de una semana después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusara por narcotráfico al presidente Nicolás Maduro y a una decena de altos funcionarios o exfuncionarios de Venezuela, el Gobierno de Donald Trump anunció el inicio de una operación antinarcóticos ampliada que implica la duplicación de las fuerzas estadounidenses presentes tanto en el mar Caribe como en el Pacífico oriental. Poderosos barcos de guerra, aviones espía y miles de tropas se han posicionado en el mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela. El despliegue militar estadounidense fue anunciado apenas 24 horas después de que el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, presentara una propuesta para la conformación de un gobierno de transición en Venezuela. Lo más destacado de esta “operación ampliada antinarcóticos” es el gran despliegue de fuerzas y tropas. De acuerdo con el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de EE.UU., en la operación participan miles de guardacostas, soldados de infantería, marinos, así como miembros del cuerpo de Marines y de la Fuerza Aérea. También se incluye a Fuerzas de Operaciones Especiales. En respuesta a una consulta de BBC Mundo, el Comando Sur de Estados Unidos (el brazo del Pentágono responsable de la ejecución de esta operación), señaló que “por razones de seguridad operacional no pueden ofrecer detalles sobre la cantidad de tropas y de recursos involucrados, ni tampoco su cronograma”.

El 10 de abril de 2020 el Gobierno venezolano anunció haber alcanzado un nuevo acuerdo de cooperación con China para brindar asistencia a Caracas en la lucha contra la pandemia. El Gobierno chino ha venido apoyando a Maduro mediante el envío de kits de prueba, suministros médicos y científicos chinos. El presidente de China, Xi Jinping, recalcó que “China y Venezuela son socios estratégicos integrales y que el presidente Maduro es un buen amigo del pueblo chino”. Asimismo, agregó que “China no cambiará la directriz de persistir en la solidaridad y cooperación con Venezuela, y no cambiará su posición de apoyar al gobierno y pueblo venezolano en la defensa de su soberanía nacional, y su derecho a explorar el camino propio de desarrollo conforme a sus particularidades”.

Por otro lado, Venezuela ha denunciado que las sanciones unilaterales de EE.UU. le impiden adquirir medicamentos e insumos para hacer frente al virus. Su acusación por ejercer “terrorismo económico” llevó al Gobierno venezolano a interponer una denuncia el pasado mes de febrero ante la Corte Penal Internacional (CPI) contra el país norteamericano por las medidas coercitivas y crímenes de lesa humanidad que perpetra contra la nación venezolana.

A todo esto se suma que el 27 de abril de 2020 el Ejército chino alertó que “está listo para un enfrentamiento” tras el despliegue ilegal de un buque de guerra de EE.UU. en el mar del Sur de China. El portavoz del Comando, el coronel Li Huamin, anunció que el Ejército expulsó al destructor de misiles guiados de los Estados Unidos, USS Barry, tras haber invadido las aguas territoriales chinas. El militar chino dejó claro que las tropas del gigante asiático cumplirán resueltamente su deber, salvaguardarán la soberanía y la seguridad nacionales, así como la paz y la estabilidad en el mar Meridional de China, una extensión muy disputada del océano Pacífico. China reclama casi un 90% y critica la militarización de esas aguas por EE.UU. que se alinea sistemáticamente con los rivales de Pekín en la disputa marítima para, conforme al gigante asiático, tensar la situación y justificar su propia presencia militar ilegal en la región.

El Estatuto de Roma es el instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional. Fue adoptado en la ciudad de Roma, Italia, el 17 de julio de 1998. En su preámbulo dice así: “Teniendo presente que, en este siglo, millones de niños, mujeres y hombres han sido víctimas de atrocidades que desafían la imaginación y conmueven profundamente la conciencia de la humanidad. Reconociendo que esos graves crímenes constituyen una amenaza para la paz, la seguridad y el bienestar de la humanidad. Afirmando que los crímenes más graves de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto no deben quedar sin castigo y que, a tal fin, hay que adoptar medidas en el plano nacional e intensificar la cooperación internacional para asegurar que sean efectivamente sometidos a la acción de la justicia. Recordando que es deber de todo Estado ejercer su jurisdicción penal contra los responsables de crímenes internacionales…” A estos efectos, el artículo 8, apartado 2 considera “crímenes de guerra los experimentos biológicos”.

Entre los países que no aceptan la jurisdicción de la Corte Penal Internacional se encuentran, precisamente, EE.UU., Israel, China y Rusia. En septiembre de 2018 Estados Unidos arremetió con particular agresividad contra la Corte Penal Internacional, amenazando con sanciones a los jueces del tribunal situado en La Haya, si seguían adelante con una investigación sobre crímenes de guerra supuestamente cometidos por estadounidenses en Afganistán. “Estados Unidos utilizará cualquier medio que sea necesario para proteger a nuestros ciudadanos y a los de nuestros aliados contra las acusaciones injustas de este tribunal ilegítimo”, advirtió John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, en un discurso en la Federalist Society, un foro conservador de Washington. Su intervención finalizó con estas frases: “No cooperamos con la CPI. No le prestaremos asistencia. No nos uniremos a ella. Dejaremos que muera ella sola. Después de todo, la CPI ya está muerta para nosotros”.

El 15 de marzo de 2019 el secretario de Estado de EE.UU., Michael Pompeo, anunció que se prohibirían los visados al personal de la Corte Penal Internacional (CPI) que participe en la posible investigación de ciudadanos estadounidenses en cualquiera de los territorios a los que se extienda la jurisdicción de la CPI. Tal medida también se aplicaría en las investigaciones de la CPI contra ciudadanos de sus países aliados. La amenaza se hizo realidad el 5 de abril de 2019 con la retirada del visado a la fiscal jefe de la CPI, Fatou Bensouda. La jurista y sus colaboradores estudian desde 2016 la posible responsabilidad de soldados estadounidenses entre 2003 y 2004 en los supuestos crímenes de guerra cometidos en Afganistán.

Luc Montagnier, el virólogo francés que ganó el Premio Nobel por descubrir el VIH, ha asegurado que el nuevo virus fue creado en un laboratorio. En concreto, estas fueron textualmente sus palabras en una entrevista concedida el 17 de abril de 2020 al canal francés CNews: “Llegamos a la conclusión de que efectivamente existe una manipulación de este virus. Hay un modelo que es claramente el virus clásico, pero a este virus le agregaron unas secuencias del VIH, el virus del sida. Fue un trabajo profesional, un trabajo de biólogos moleculares, un trabajo muy minucioso. Se podría decir que de relojero, cuando vemos las secuencias. Lo que es extraordinario es que justamente la región que lleva las secuencias del VIH muta mucho más rápido que las otras por lo que esta misma desaparece por eliminación. Hay pacientes aislados de los cuales secuenciamos el virus, al oeste de los Estados Unidos, en Seattle, y estas secuencias están destruidas, prácticamente inexistentes. Yo no acuso a nadie. No sé quién hizo esto y por qué. Mi trabajo es exponer los hechos”.

Luc Montagnier es un virólogo francés con residencia en Shanghái, China. Realizó su doctorado en Medicina en la Universidad de Poitiers, y en 1967 inició sus investigaciones en virología. En 1972 fue nombrado jefe de la Unidad Oncológica Viral del Instituto Pasteur, y en 1974 fue designado también director del Centro Nacional para la Investigación Científica. En 2008 obtuvo el Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

Del mismo modo, las autopsias de fallecidos por esta enfermedad en China revelaron graves daños en los pulmones y en el sistema inmunológico, según un médico de Wuhan, epicentro de la epidemia, que hizo un llamamiento a que se tomaran medidas para evitar la fibrosis (cicatrices) en los pulmones en las etapas iniciales de la enfermedad. Peng Zhiyong, director de la unidad de cuidados intensivos del Hospital Zhongnan de la Universidad de Wuhan, declaró que la influencia de este nuevo virus en el cuerpo humano es como “una combinación de SARS (síndrome respiratorio agudo grave, una forma severa de neumonía vírica) y sida, ya que daña tanto los pulmones como el sistema inmunitario”. Basándose en los resultados, estos médicos chinos consideraron que lo más importante era “tomar medidas en una etapa temprana de la enfermedad para proteger los pulmones de los pacientes de la fibrosis irreversible”. De lo contrario, otras medidas como aquellas para prevenir el déficit de oxígeno de los pacientes, no serán de mucha utilidad. Información publicada el 29 de febrero de 2020 en el diario digital chino “Global Times”.

El médico forense español José Cabrera Forneiro planteó esta pregunta: “¿Por qué después de tantos miles de muertes no se han realizado autopsias clínicas para conocer las razones últimas por las que el virus mata y cómo mata?”. Asimismo, agregó que ante una enfermedad nueva, podrían aportar información clave para desarrollar estrategias terapéuticas. “¿Cómo es posible que no haya un grupo de investigación que practique autopsias para analizar cómo el virus actúa en cada órgano?”. El documento técnico sobre el procedimiento a seguir en este tipo de autopsias, publicado por el Ministerio de Sanidad el 5 de marzo de 2020, no prohibía realizarlas, dejando la puerta abierta a esta posibilidad si se consideraba realmente necesaria y se podía garantizar que esta se realizara en un ambiente seguro. La Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP) ha reconocido que en el momento de iniciarse esta crisis, en España había cinco salas de autopsias con el nivel de bioseguridad requerido (BSL-3). Sin embargo, la primera autopsia a pacientes fallecidos por este virus no se realizó en nuestro país hasta mediados de abril.

Hace unos años, un grupo de médicos estadounidenses afirmó que como consecuencia del empeoramiento de la enfermedad por VIH “se pueden producir anomalías en el proceso de coagulación sanguínea, lo que podría poner a las personas con VIH en un riesgo elevado de embolias potencialmente fatales”. Los investigadores observaron que las personas con VIH parece que están en un riesgo incrementado de desarrollar coágulos (trombos) de sangre en las venas, lo que se conoce con el nombre de tromboembolismo venoso. A veces, el coágulo que forma una trombosis venosa profunda puede desprenderse y viajar por el torrente sanguíneo hasta alojarse en los pulmones, cerebro, corazón, o cualquier otra área y provocar un daño grave al órgano afectado. Las personas están en riesgo alto de tromboembolismo venoso si son de edades avanzadas y sedentarias.

A finales de marzo de 2020 el Grupo de Trasplante Hematopoyético y Terapia Celular del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB), presentó una propuesta al Instituto de Salud Carlos III para la lucha científica y tecnológica contra la pandemia. Unos días después, el citado organismo dictó la resolución favorable al estudio clínico propuesto por el doctor Moraleda, en colaboración con un nutrido equipo multidisciplinar de clínicos e investigadores del Hospital Clínico Universitario “Virgen de la Arrixaca” de Murcia. Según Moraleda, la idea partió de su conocimiento del potente efecto antiinflamatorio y antitrombótico que el fármaco “defibrotide” logra en el tratamiento de la enfermedad veno-oclusiva hepática. Asimismo, afirmó que la clave está en el “endotelio”, encargado de abrir o cerrar el paso de las células inflamatorias desde la sangre a los tejidos. “Si protegemos el endotelio, evitaremos que las células inflamatorias del sistema inmune innato y adaptativo lleguen al pulmón y generen la tormenta de citoquinas que provocan la inflamación masiva y el síndrome de distrés respiratorio. Pero también las microtrombosis que causan el fallo multiorgánico y la muerte de estos pacientes”.

Carol Kotliar (Directora Científica del Centro de Hipertensión del Hospital Universitario Austral, Argentina), participó en una conferencia con los principales cardiólogos de los EE.UU. y China. Allí se afirmó, en base a las autopsias, que entre el 20 y 25% de los casos graves por este virus sufrieron más por fallas del sistema cardiovascular que por complicaciones en los pulmones. En estos casos, provoca una inflamación de tal magnitud que causa coágulos, trombosis. Estos trombos son los que tapan las arterias coronarias y causan infartos. El problema es que a una persona que está sana, este virus le forma un trombo en dos días pero, además, se produce en arterias tan pequeñas, de microcirculación, que no se puede meter el catéter para hacer la angioplastia, no se pueden destapar.

La epidemióloga de 72 años, Li Lanjuan, pidió viajar a Wuhan el 17 de enero de 2020 para examinar la situación. Llegó al día siguiente y el 19 de enero por la tarde recomendó las pioneras medidas de aislamiento para esta ciudad de 11 millones de habitantes. Muchas autoridades dudaron pero ella insistió y lanzó su última advertencia: si no se decretaba la cuarentena antes del 24 de enero, “la situación sería explosiva en toda China, por los viajes del año nuevo lunar”. El día 23 de enero a las 2 de la madrugada le hicieron caso. Ella, entonces, pidió quedarse en Wuhan para salvar vidas. Probó terapias con retrovirales y desarrolló un sistema de diálisis específico para depurar la sangre.

Durante este periodo de celebraciones por el Año Nuevo chino, se produce “la mayor migración humana del planeta” con millones de personas viajando a sus lugares de origen para celebrar las fiestas con sus familias. Sin duda, la determinación de esta epidemióloga y hematóloga china, ganadora de múltiples premios nacionales por su papel en la lucha contra las epidemias de SARS, H1N1 y H7N9, evitó toda una catástrofe humana y económica en el país. Lamentablemente, su hazaña pasará desapercibida en Occidente, a pesar de haber salvado la vida a millones de personas.

En definitiva, la escalada de tensión en la guerra comercial que mantienen EE.UU y la OTAN frente a los países que lideran la Organización de Cooperación de Shanghái, como son China y Rusia, y que cuentan con el apoyo de Irán (Estado interesado en adherirse como miembro de pleno derecho), podría ser el preludio de un conflicto armado a gran escala, donde Crimea y Venezuela son los protagonistas en este momento.

Estas potencias que colaboran militarmente para proteger y ampliar sus rutas comerciales, no suscribieron el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional porque llevan años cometiendo crímenes de guerra, realizando experimentos en biolaboratorios para el desarrollo de armas biológicas de nueva generación.

El inicio de esta pandemia ha coincidido con el mayor despliegue de tropas estadounidenses a Europa en 25 años, donde Alemania y Polonia desempeñan el papel de naciones anfitrionas, meses después de que el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski, prometiera luchar por recuperar Crimea “no sólo con palabras”. Las maniobras “Defender Europe 2020” coincidieron también con los ejercicios militares conjuntos de EE.UU. y Colombia cerca de la frontera con Venezuela. Dos meses después, Estados Unidos desplegó poderosos barcos de guerra, aviones espía y miles de tropas en el mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela.

Los especialistas del Ministerio de Sanidad español dan por hecho que el virus regresará de nuevo en otoño. Estas previsiones también las hacen los especialistas que trabajan para los gobiernos autonómicos. En Madrid, por ejemplo, la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, planea mantener abierto y a pleno rendimiento para octubre el hospital de campaña ubicado en el recinto ferial de Ifema. Nuevamente, el rebrote del virus coincidirá con otras maniobras militares, en concreto, los ejercicios conjuntos de la OTAN y Ucrania en la región de Odesa, cerca del Mar Negro “Coherent Resilience 2020”, que se llevarán a cabo del 5 al 9 de octubre. El documento fue firmado el 15 de enero de 2020, en el marco de la visita del viceprimer ministro para la integración europea y euroatlántica de Ucrania, Dmytro Kuleba, a la sede de la OTAN en Bruselas. Recordemos que según la periodista búlgara de investigación, Dilyana Gaytandzhieva, el Pentágono a través de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) ha financiado 11 biolaboratorios en Ucrania.

Al igual que lo ocurrido durante todos estos años con la fabricación del Terrorismo Yihadista, ahora estaríamos ante una nueva amenaza global (el uso de armas biológicas de nueva generación) creada por la misma maquinaria de Inteligencia militar para la defensa de unos intereses comerciales, generando una histeria viral en la población para justificar la limitación de derechos, quedando así encerrados en un gigantesco “campo de concentración mediático”. Mientras tanto, esas disputas regionales podrían llegar a convertirse en un conflicto armado a gran escala que pondría en peligro el bienestar de la población y, nuevamente, el fin justificaría los medios para todos esos miserables que siguen enriqueciéndose  a costa de nuestro sacrificio, mostrando un desprecio absoluto por las vidas humanas y el bienestar social.