El 8 de abril de 2017 fue la fecha elegida como día histórico en el que ETA materializó el desarme, ante la mirada de la sociedad y con la participación de numerosos agentes políticos, sociales, económicos e institucionales.
Desde su nacimiento hasta el 20 de octubre de 2011, fecha en que ETA anunció “el cese definitivo” de su actividad armada, la historia de terror de esta organización terrorista ha dejado una lista de 858 víctimas mortales.
Justamente un año antes del “Día del Desarme”, el 8 de abril de 2016, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se reunió con el secretario general de Podemos Pablo Iglesias. El encuentro, el primero entre ambos dirigentes, sirvió para que Iglesias reafirmara ante el presidente catalán la apuesta de su partido por un referéndum en Cataluña para resolver el encaje de esta comunidad en el Estado. El líder de Podemos reafirmó en esta reunión su plan que, aunque es contrario a la independencia, pasa por el reconocimiento de Cataluña como nación dentro de España, “país de naciones”.
El presidente de la Generalitat aprovechó la ocasión para ofrecer un obsequio al dirigente de Podemos. Siguiendo sus pasos, le regaló una biografía en formato cómic sobre “Andreu Nin”, dirigente comunista catalán durante la época de la Segunda República. Nin fue sindicalista de la CNT, líder de Esquerra Comunista y más tarde del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). El libro tenía además una dedicatoria para Iglesias: “Para Pablo, como agradecimiento para que conozca mejor la biografía de alguien que expresó muy bien el compromiso del obrerismo catalán, en la lucha por los derechos nacionales como indisociables del proyecto social”.
Precisamente, el 8 de abril de 2011 Carlos Javier de Borbón-Parma asumió de manera formal las reivindicaciones dinásticas de su padre, Carlos Hugo, a la Corona de las Españas en un “Mensaje al Pueblo Carlista”. Justo un año después, el 8 de abril de 2012, Pablo Iglesias fundó la “Asociación Cultural Con Mano Izquierda”. Casualmente, el Templo de Set, organización secreta de carácter iniciática internacional fundada por el ex teniente coronel y francmasón estadounidense, Michael Aquino, utiliza para conseguir sus objetivos un proceso que se conoce como la “Trayectoria de la Mano Izquierda”. De todo esto hablaré en mi siguiente entrada sobre el “MK-ULTRA”.
Euskadi Ta Askatasuna (ETA) se constituyó en 1958. Dicho nombre se utilizó públicamente por primera vez en una carta dirigida a Jesús María Leizaola, lendakari en el exilio, el 31 de julio de 1959, día en el que se celebraban tanto la festividad de San Ignacio de Loyola como el 64º aniversario de la fundación del PNV.
Leizaola desarrolló su labor en el exilio fijando su residencia en París, desde donde se dedicó a denunciar la dictadura franquista. En 1979 (año en el que se legalizaron como asociaciones las logias masónicas en España) tras 43 años de exilio, pudo regresar al País Vasco que en ese momento iniciaba la recuperación de la democracia y el autogobierno. Su labor política la compaginó con inquietudes literarias e intelectuales.
La primera acción violenta de ETA la cometieron el 17 de julio de 1961 al intentar hacer descarrilar un tren que transportaba a simpatizantes franquistas que viajaban a San Sebastián para conmemorar el 25 aniversario del golpe de Estado de julio de 1936, que marcó el inicio de la Guerra Civil Española.
El logo de ETA fue creado por Félix Likiniano, un soldado vasco del 36. Este militante anarquista vasco durante los primeros momentos de la sublevación militar, participó destacadamente en la defensa de San Sebastián cortando el avance rebelde a través de la calle Urbieta en el centro de la ciudad, donde se encontraban apostados los retenes de la CNT. Durante los meses siguientes, participó en la defensa de las líneas en la frontera de Guipúzcoa-Navarra y después de que San Sebastián cayera en manos de los sublevados, continuó la resistencia armada en Aragón, Cataluña, Francia (dentro de la resistencia francesa a la ocupación nazi) y el País Vasco nuevamente, en las guerrillas que se crearon a lo largo de la frontera hispano francesa, movimiento conocido como “el maquis”. En la década de los sesenta conoció y ayudó a miembros de ETA, entonces, incipiente, y diseñó el anagrama de “el hacha y la serpiente” que después fue utilizado por esta organización terrorista.
Su pareja fue Soledad Casilda Hernáez Vargas, una militante anarco feminista y resistente antifascista. Se hizo muy conocida en las barriadas populares donostiarras durante los hechos de octubre de 1934, cuando fue detenida por repartir propaganda y por posesión de explosivos. Se destacó en las luchas de julio de 1936 en San Sebastián y en la batalla de Irún, después de la cual tuvo que pasar a Francia. Volvió a la península vía Cataluña y marchó a la defensa de Madrid. Después entró en una brigada anarquista de la “Columna Hilario-Zamora” al frente de Aragón. En mayo de 1937 junto a su compañero Likiniano defendió la “Casa Grande” de Barcelona, sede de los comités nacional y regional de la CNT. En Barcelona encabezó unos talleres de confección antes del triunfo fascista.
A partir de octubre de 1943 se instaló con Likiniano en Biarritz (Aquitania, Occitania). Este último domicilio se convirtió en centro de operaciones anti alemanes y anti franquistas, especialmente, en la organización de grupos de acción a las selvas de Irati (Navarra-Pirineos Atlánticos, al suroeste de Francia). Con la decadencia confederal, la pareja se solidarizó con la lucha de Euskadi Ta Askatasuna (ETA, Tierra Vasca y Libertad).
Los miembros y partidarios de esta organización terrorista se autodenominaban como “gudaris”, que significa guerreros, combatientes o soldados. Este era el nombre que recibían los combatientes nacionalistas vascos que lucharon contra los sublevados durante la Guerra Civil Española.
Los fundadores de los nacionalismos en España pertenecieron a organizaciones ocultistas y basaron su ideología política en conceptos esotéricos. Políticos catalanistas tan importantes como Pi y Margall o Valentí Almirall, pertenecían al círculo íntimo del masón y ocultista Rossend Arús, quien influyó en sus obras e ideología que dieron lugar al actual independentismo catalán y a todos sus partidos políticos asociados.
El 5 de marzo de 2016 miles de personas asistieron al homenaje de Arnaldo Otegi en el Velódromo de Anoeta tras su salida de prisión después de cumplir seis años y cuatro meses, acusado de reconstruir el brazo político de ETA. El dirigente de la izquierda abertzale ofrecía así su primer mitin político.
El acto dio comienzo pasadas las 18:00 horas, treinta minutos más tarde de lo previsto, debido a las grandes colas que se formaron para acceder al recinto y porque miles de personas se quedaron sin poder entrar. La organización ofreció hasta un servicio de guardería para facilitar a los padres la asistencia al acto, que contó con la presencia de representantes “de primera línea” de la izquierda abertzale, así como de EH Bildu. Además, también asistió la ex consejera de Empleo y Asuntos Sociales socialista, Gemma Zabaleta. Del mismo modo, representantes de Asturias, Galicia, Cataluña, Aragón, Castilla y Andalucía, también estuvieron presentes en el acto. En el ámbito internacional, el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, el ex presidente sudafricano Kgalema Motlante, el ex presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, y el candidato a la presidencia de México y ex alcalde de México D.F., Cuauhtémoc Cárdenas, fueron algunas de las personalidades que mostraron su apoyo a Arnaldo Otegi tras su excarcelación, según informaron desde Sortu.
El dirigente abertzale advirtió de que durante los seis años que había pasado en prisión “había tenido mucho tiempo para pensar: Que se preparen”, dijo. Preguntó a los presentes si era cierto que habían perdido la ilusión para responderse que, si era así, había llegado el momento de recuperar la ambición porque iban a ganar y Euskal Herria tendría por fin un estado independiente. En este sentido, “llamó a mirarse en el espejo de Cataluña, por el ejemplo que les estaban dando y todo lo que estaban aprendiendo”.
Dos meses después, el 18 de mayo de 2016, el presidente venezolano Nicolás Maduro mantuvo una reunión en el Palacio de Miraflores con los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero y Martín Torrijos (Panamá), que llegaron al país como parte de una comisión creada por el Gobierno de Caracas para analizar la situación y abrir caminos de mediación con la oposición. Ese mismo día, Arnaldo Otegi fue recibido por la presidenta del Parlamento de Cataluña, Carme Forcadell. Tras esta reunión el secretario general de Sortu se entrevistó con los grupos parlamentarios de Junts pel Sí y, también, por separado con la CUP.
El domingo 3 de abril de 2016, coincidiendo con la puesta en escena de los llamados “Papeles de Panamá”, y la entrevista del presidente español en funciones, Mariano Rajoy, emitida en el canal Sexta TV, el etarra Miguel Ángel Aldana Barrena fallecía en Venezuela a causa de una enfermedad, a los 67 años de edad. El sepelio se realizó en la funeraria Vallés, en Caracas. “Angelín”, como también era conocido este etarra por sus amigos, fue velado con “una gran pancarta de ETA”, la cual cubría el féretro. De esta ornamenta formaba parte un cuadro que tenía la serpiente que significa la astucia, el sigilo, enrollada a un hacha, que es la fuerza, y el lema “Bietan jarrai” (adelante con las dos: con la vía política y con la militar).
El etarra “Angelín” se refugió hace muchos años en Venezuela. Tuvo la ventaja de haber pasado inadvertido entre un grupo “con causas abiertas que siguen cobijados en la tambaleante república de Nicolás Maduro”. Miguel Ángel Aldana era más veterano que Ignacio de Juana Chaos, que actualmente se encuentra en Chichiriviche (Venezuela) atendiendo una tasca y licorería.
Desde las juventudes del PNV saltó, con 23 años, a ETA. Le capturaron y fue a la cárcel, pero salió gracias a la Ley de Amnistía de 1977. “Angelín” pudo parar entonces, pero decidió no hacerlo. Las fuerzas de seguridad estiman que mató a 18 personas en unos 30 atentados de los comandos “Kioto” y “Bizkaia”: un taxista, el dueño de un bar y un policía, entre otros. No pagó por ello. Pronto cruzó la frontera y ahí empezó un largo periplo. Estuvo desterrado en la pequeña isla de Yeu y en 1985 Francia lo deportó a Quito. Su siguiente destino fue Santo Domingo y, después, Panamá donde el nuncio vaticano Juan Sebastián Laboa Gallego (arzobispo español nacido en Pasajes de San Juan, Guipúzcoa) lo refugió junto a otros etarras (y al general Noriega) ante la invasión norteamericana de diciembre de 1989.
En el avión personal del entonces presidente de Venezuela, el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, y a petición del Gobierno de Felipe González, el etarra “Angelín” voló a Caracas. Era el 10 de febrero de 1990 y el país caribeño le recibió con los brazos abiertos.
Los representantes de HB estaban bien relacionados con todo el arco parlamentario, los etarras cobraban cada mes una ayuda oficial que garantizaba su manutención y las redes tejidas por el sector más extremista de la colonia vasca se ocupaba de buscarles trabajo. No eran unos recién llegados, de hecho, en Venezuela ETA creó su primera célula en el extranjero, poco después de nacer, en 1959.
Ocho años después de aquel aterrizaje, la llegada del ex golpista Hugo Chávez (un claro referente para Euskal Herria, según dijo la dirigente abertzale Jone Goirizelaia) mejoró sus expectativas. El Gobierno bolivariano llegó a prometerle la nacionalidad, aunque la presión internacional le obligó a dar marcha atrás. Chávez nunca lo extraditó como pedía la Audiencia Nacional, respondiendo que no lograba encontrarle. Sí lo hizo la prensa española. En abril de 1996 se supo que “Angelín” vivía, ironías del destino, en la primera ciudad del continente americano fundada por los españoles en 1521, Cumaná, una bonita localidad playera al oeste del país. Más tarde trascendió que hasta 2009 trabajó en un taller de reparación de atuneros ayudado por otros etarras y que, cumplidos los 60 años, empezó a vivir de las ayudas sociales.
Los políticos de nuestro país han negado hasta la saciedad la conexión ETA- Islamistas. A continuación facilito información que demuestra claramente esa conexión y cómo toda una maquinaria con conexiones a nivel internacional utiliza la política y los medios de comunicación como hilo conductor para conseguir sus objetivos, prohibiendo la divulgación de aquellos hechos que le desagradan al poder.
Fernando Huarte Santamaría fue un militante del PSOE de Gijón (Asturias) y presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Palestino Al Fatah. Colaboraba desde el año 1992 con el entonces CESID (que a partir del 6 de mayo de 2002 pasó a denominarse CNI) donde estaba “altamente valorado” por sus informaciones sobre el mundo islámico. Visitaba en prisión a Abdelkrim Bensmail, condenado por el delito de integración en organización terrorista como miembro del GIA (Grupo Islámico Armado). Las visitas de este colaborador de los servicios de Inteligencia al terrorista del GIA, amigo de Allekema Lamari (uno de los que supuestamente se inmoló en el piso de Leganés el 3 de abril de 2004), se produjeron antes y después de los atentados del 11-M. La relación se inició en el año 2001 y su última visita es de octubre de 2004.
Abdelkrim Bensmail se encontraba cumpliendo condena en la prisión de Villabona (Asturias) donde coincidió, precisamente, con Antonio Toro Castro (procesado en el 11-M como miembro de la trama asturiana) y el marroquí Rafa Zouhier (condenado en aquella masacre por colaboración en organización terrorista) en las fechas en que ambos se conocieron.
Según fuentes, este terrorista del GIA mantuvo una estrecha relación con miembros de ETA en la prisión de Villabona. Los funcionarios de prisiones decían que se relacionaba casi en exclusiva con ellos, y la relación era tal que entre ellos se llamaban hermanos. El 19 de octubre de 2004 la Policía practicó un registro en la celda de Abdelkrim Bensmail. La Unidad Central de Inteligencia (UCI), dependiente de la Comisaría General de Información, elaboró un informe que le fue remitido al juez instructor Juan del Olmo. Según esta nota de la UCI, en el registro de la celda se intervinieron una serie de papeles, de los cuales los agentes hicieron un total de cinco fotocopias. En el folio número uno figuraban anotaciones en castellano sobre “clorato potásico, azufre y tiendas de agrícola”, así como la palabra “cloratita” y las proporciones en las cuales se mezclan los componentes para fabricarlo. La inscripción “tiendas de agrícola” que figuraba en esa nota, había aparecido igualmente en diversa documentación incautada a ETA para explicar a sus comandos donde adquirir los componentes para fabricar la cloratita.
Entre los papeles incautados a Bensmail había también cuatro nombres y direcciones de miembros de ETA que, en ese momento, se hallaban en prisión: Jorge García Sertucha, Fernando Iracula Albizu, Harriet Iragui y Henri Parot. A este último, en su nota manuscrita, Bensmail lo mencionaba por su nombre de guerra “Unai”. Además de las direcciones carcelarias de los etarras, el terrorista del GIA tenía entre sus notas dos nombres anotados con sus respectivos teléfonos: el de Mercedes Ruiz Prieto, que según la UCI había mantenido relaciones con las presas etarras María José Lazcano y Miren Maitane Sagastume, y el de Rosa Blanca Piquer que había mantenido relaciones con los presos de ETA, Valentín Lasarte e Idoia Arrieta.
En noviembre de 2001 la Policía llevó a cabo en nuestro país la denominada “Operación Dátil” (preludio de un señuelo en el 11-M) que sirvió para desarticular la primera célula de Al Qaeda en España. El líder de todo ese entramado era Imad Eddin Barakat Yarkas, un disidente sirio “hijo de un general desertor del Ejército de aquel país”. El único español procesado y condenado por su participación en aquel operativo como estrecho colaborador del líder de la célula fue Luis José Galán González, “hijo de un general del Ejército español”. Este último, en el año 1989 actuó como interventor de Herri Batasuna en unas elecciones al Parlamento Europeo. En el año 1996, supuestamente, se convirtió al Islam con el alias de “Yusuf Galán” y se radicalizó creando la asociación cultural de inspiración siria “Ibn Taymiyyah”, de la que fue presidente y prácticamente único socio.
Yusuf Galán mantuvo contactos en Asturias con miembros de la Asociación Nacional de Amigos del Pueblo Palestino Al Fatah, que desarrollaba su actividad desde la ciudad de Gijón. Esta “Asociación Nacional de Amigos” estaba formada básicamente por Fernando Huarte Santamaría y su hija. El propio Galán no dudó en utilizar como aval a la entidad presidida por el dirigente socialista, cuando fue criticado por otras asociaciones arabistas.
En los Hechos Probados de la sentencia 36/2005 dictada por la Operación Dátil, quedó acreditado que ese general del Ejército español mantuvo contacto telefónico con miembros de la célula y estaba al tanto de todas las actividades que desarrollaba su hijo.
En definitiva, la banda terrorista ETA ha sido utilizada como brazo político y militar por toda una maquinaria con conexiones a nivel internacional cuya estrategia ha cambiado en los últimos años para conseguir su finalidad: un cambio en la forma de gobernar España, “Estado Federal Republicano”.
“Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. Esta frase de Marco Tulio Cicerón es el motor de toda esa maquinaria que sigue mostrando un desprecio absoluto por las vidas humanas y el bienestar social.