
El viernes 27 de diciembre de 2019 un “contratista civil” estadounidense resultó muerto y cuatro militares resultaron heridos tras un ataque con misiles en la base militar K-1 de EE.UU. ubicada en la petrolera Kirkuk, al norte de Irak donde se encuentran estacionadas las fuerzas estadounidenses e iraquíes. La base había sido visitada en los días previos por el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, quien había amenazado con una respuesta firme contra Irán si ciudadanos estadounidenses eran víctimas de ataques urdidos por Teherán. Precisamente, Estados Unidos estaba investigando la posible participación de Kataib Hezbolá, un grupo terrorista musulmán chiita apoyado por Irán.
Dos días después, las fuerzas estadounidenses bombardearon en Irak y Siria cinco bases de la milicia chiita Kataib Hezbolá, la mayor de las organizaciones que integran la coalición pro iraní “Fuerzas de Movilización Popular”. Al menos 25 militantes fallecieron. Al día siguiente, Teherán calificó el bombardeo de “claro ejemplo de terrorismo” y negó cualquier relación de Irán con el ataque a militares de EE.UU. El primer ministro iraquí, Adel Abdul Mahdi, condenó los ataques estadounidenses y advirtió que tendrían “graves consecuencias”. Asimismo, el 31 de diciembre ordenó declarar tres días de duelo nacional por las víctimas de los ataques de EE.UU. En el primer día de luto, una multitud de partidarios de Kataib Hezbolá salió a las calles de la capital iraquí ondeando banderas de la organización y cantando consignas anti-estadounidenses. En esos momentos prendieron fuego al muro que protege la Embajada de los Estados Unidos e ingresaron en su territorio, incendiando el puesto de control de la misión diplomática y arrojando piedras. El fuego también destruyó la sala de recepción del complejo. El incidente provocó una escalada de tensión entre Washington y Teherán. Trump acusó a Irán de orquestar un ataque contra la Embajada y advirtió que la República Islámica pagaría un precio muy grande por la acción. El secretario de Defensa, Mark Esper, ordenó que se desplegaran de inmediato alrededor de 750 soldados adicionales en Oriente Medio.
La madrugada del viernes 3 de enero de 2020, un ataque con misiles lanzados por un dron impactaron en dos vehículos cuando salían del aeropuerto internacional de Bagdad, causando la muerte del general iraní Qasem Soleimani y el líder de Kataib Hezbolá y de las Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mahdi al Muhandis. El Pentágono asumió la responsabilidad de este ataque con misiles en el que murieron al menos 8 personas.
El presidente iraní, Hasan Rohani y el líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, aseguraron una dura venganza para los criminales que mancharon sus manos con la sangre del general Soleimani y de otros mártires en el ataque de la madrugada del viernes. Del mismo modo, decenas de miles de personas tomaron las calles de Teherán para protestar por los crímenes de Estados Unidos.
En la madrugada del miércoles 8 de enero de 2020 Irán lanzó un ataque con misiles sobre dos bases militares de Estados Unidos en Irak. Aunque en un primer momento el presidente Donald Trump aseguró que ningún estadounidense había sufrido daños, días después, el ejército de EE.UU. reconoció que al menos 11 de sus soldados resultaron heridos en el bombardeo. Apenas unas horas después del ataque iraní con misiles balísticos contra las bases iraquíes que albergan tropas estadounidenses, se produjo la caída del avión de Ukraine International Airlines que dejó 176 muertos. Si bien Irán inicialmente negó su responsabilidad, las agencias de Inteligencia estadounidenses y canadienses descubrieron evidencias del derribo del avión por el lanzamiento de algún misil tierra-aire. Finalmente, Irán reconoció que las defensas aéreas del país derribaron por error el vuelo PS752 con destino a Kiev, resultando muertas las 176 personas que viajaban a bordo.
Apenas unos días antes de que el vuelo ucraniano fuera derribado, el pueblo iraní mostró un nivel sin precedentes de unidad cuando decenas de miles de personas salieron a las calles de todo el país para condenar la muerte de Soleimani. Esto parecía indicar que, ante la amenaza externa de confrontación militar, los iraníes de diferentes orígenes políticos y económicos podrían unirse y dejar de lado sus divisiones. Pero el derribo del vuelo PS752 ha provocado que viejas divisiones resurjan y se vuelvan aún más agudas.
Qasem Soleimani era el comandante de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI), una división de élite que se dedica a la Inteligencia militar, así como a las operaciones especiales fuera de Irán. Varios expertos consideran que era la segunda persona más poderosa del país, un hombre que en la cadena de poder se situaba después del ayatolá Jamenei y posiblemente por delante del presidente Hasan Rohani. Durante la Guerra Civil Siria fue un apoyo decisivo para el Gobierno de Bashar al-Assad en su lucha contra el terrorismo financiado por la coalición liderada por EE.UU, Israel, Arabia Saudí, Qatar y países miembros de la OTAN. Era un gran estratega tanto en lo militar como en lo político. Organizó las filiales del Hezbolá en Irak y fue capaz de unir las facciones del chiismo que estaban enfrentadas entre sí y cuya división debilitaba el componente chiita en el Gobierno iraquí que desde hace tiempo es una suerte de gran coalición encabezada por los kurdos que ponen a los presidentes bajo el respaldo de EE.UU, y los chiitas que ponen al Primer Ministro y cuentan con el apoyo de Irán.
Muy pocos son los medios de comunicación que han facilitado algún dato del contratista civil, única víctima mortal en el ataque a la base militar de Kirkuk, al norte de Irak, el 27 de diciembre de 2019. Se trata de Nawres Waleed Hamid, lingüista de 33 años de edad, de origen iraquí y nacionalizado estadounidense en 2017. Junto a su mujer llegaron a EE.UU. en 2011 y tenía dos hijos, de 2 y 8 años. Una foto publicada en Internet por una asociación educativa mostró a Hamid en 2015 como un estudiante del American River College, donde estuvo cinco años estudiando Ciencias de la Computación. Trabajaba como traductor para la empresa “Valiant Integrated Services”, una agencia de servicios de defensa para la Inteligencia militar. Por lo tanto, estaríamos hablando de la muerte de un traductor que trabajaría en aquella base militar estadounidense en suelo iraquí, descifrando códigos para tener acceso a información clasificada.
Valiant Integrated Services ofrece programas de entrenamiento táctico altamente especializados para preparar a los clientes en una variedad de situaciones y desafíos complejos del mundo real. Los servicios especializados incluyen, entre otros, entrenamiento avanzado y aplicaciones, plan de estudios de planificación y capacitación para operaciones de Inteligencia, formación especializada para unidades operativas, paquetes de equipo de instrucción y vigilancia, soporte técnico especializado, servicios de contrainteligencia, apoyo al entorno operativo, ingeniería y logística, etc.
Como miembros del equipo de liderazgo ejecutivo de esta empresa tenemos, entre otros, a Chris Bauer que se desempeña como director de Operaciones y vicepresidente senior de Capacitación en Tierra e Inteligencia y División de Apoyo a la Misión. En este cargo es responsable de algunas de las operaciones más complejas y vitales de Valiant, incluidas las que sirven a la comunidad de Inteligencia y a las fuerzas de operaciones especiales tanto en el país como en el extranjero. Cabe destacar también a Bob Wood como director de Operaciones y vicepresidente senior de la División de Entrenamiento y Análisis de Mar y Aire. En este cargo es responsable del trabajo de servicios de defensa de Valiant al servicio de las comunidades de clientes de servicios marítimos, aviación, ingeniería y análisis a nivel mundial.
La aeronave Boeing 737 de Ukraine International salió del aeropuerto de Teherán con destino Kiev, y a los pocos minutos del despegue realizó “un giro inesperado sobrevolando a poca altitud las inmediaciones de una zona militar secreta iraní”. En un estado de máxima alerta ante el conflicto con EE.UU, el avión fue considerado como un elemento hostil y se tomó la decisión de derribarlo con el lanzamiento de dos misiles. En caso contrario, imaginemos lo que podría haber sucedido si ese avión comercial llega a precipitarse con los depósitos llenos de queroseno y acaba impactando contra una zona militar donde podría haber almacenado armamento nuclear.
Seguramente se habría tratado como un accidente pero las consecuencias en ese hipotético caso hubieran sido devastadoras para Irán. Por lo tanto, sin quitarle responsabilidad alguna al Gobierno iraní tendría, al menos, el mismo nivel de culpa aquello que pudo originar ese giro inesperado del avión que lo hizo aproximarse a baja altitud a una zona militar secreta siendo finalmente derribado como un elemento hostil.
El 20 de octubre de 2014 falleció en extrañas circunstancias Christophe de Margerie, presidente de la petrolera francesa “Total”. Su Falcon 50 ardió tras impactar brutalmente contra el vehículo dedicado a limpiar apenas diez centímetros de nieve, en las pistas del aeropuerto moscovita de Vnúkovo. Christophe de Margerie era considerado “el amigo ruso de Occidente”. Para esta empresa, Rusia iba a ser el dorado del petróleo y el gas que hubiera representado su primera fuente de producción en 2020, según los cálculos hechos por el dirigente fallecido. Tras su fallecimiento fue nombrado presidente de esta petrolera, Patrick Pouyanné que en el año 1999 había ejercido la dirección en el proyecto de “exploración y producción” rama de Qatar (aliado y socio de EE.UU). Tan sólo unos días después, el 1 de diciembre de 2014, se publicaba la noticia sobre la decisión que había tomado Rusia de suspender la construcción del gasoducto South Stream, que iba a llevar gas natural atravesando el Mar Negro hasta Europa (en paralelo al proyecto estadounidense Nabucco) debido a la oposición de la UE y Bulgaria a permitir el paso por su territorio, según anunció el presidente ruso Vladímir Putin.
Ese mismo año, Ucrania vivió tres acontecimientos traumáticos. Una gran movilización social duramente reprimida hizo caer al presidente Yanukóvich cercano al Kremlin de Putin. Estados Unidos y sus aliados europeos llevan años esforzándose para reducir la dependencia respecto del gas ruso que entra a Ucrania para ser distribuido por Europa. De hecho, se da la circunstancia que cerca de un 50% del total de comercio de gas natural entre Rusia y la UE pasa por los gasoductos situados en territorio ucraniano. Ante esta situación, la respuesta rusa fue anexionarse la península de Crimea mediante un referéndum considerado ilegal, estallando un conflicto armado en el este del país contra fuerzas rebeldes prorrusas. La frontera oriental de Europa es la primera línea de defensa de los Estados Unidos. Ucrania, privada de facto de Crimea, ha perdido también el control de sus yacimientos de gas en el Mar Negro, de los que podría apropiarse el gigante ruso Gazprom. De esta forma, a través de la ciudad portuaria de Sebastopol en la península de Crimea, Rusia tendría otra alternativa junto al gasoducto “Turk Stream” recientemente inaugurado como sustituto del South Stream, para distribuir su gas a Europa. El Turk Stream atraviesa el Mar Negro hasta Turquía y pretende llevar el gas a Europa por Bulgaria atravesando Serbia para llegar a Hungría y Austria. A través de la península de Crimea, Rusia tendría otra alternativa más directa para llevar su gas atravesando el Mar Negro hasta Rumanía.
Por su parte, cuando el presidente ruso Vladímir Putin sugirió que podría construirse un centro de distribución gasística en Turquía, cerca de la frontera griega para dar servicio a los países del sur de Europa, aquello motivó que tan sólo tres meses después se iniciara la ceremonia de colocación de la primera piedra del gasoducto TANAP como sustituto al también cancelado gasoducto estadounidense Nabucco y que fue inaugurado en junio de 2018. El trazado comienza en Azerbaiyán y tras recorrer Georgia atraviesa Turquía hasta llegar a la frontera griega desde donde pretende introducir el gas a Europa.
La diplomacia internacional se movilizó para ayudar a estabilizar la situación que se vivió en Ucrania en 2014. Este país ha tenido una gran ayuda económica de EE.UU y apoyo político en todas sus reformas. Joe Biden, que por aquel entonces era vicepresidente de Estados Unidos, ha viajado frecuentemente a Ucrania y varios líderes ucranianos afirman que su apoyo ha sido decisivo. Su hijo, Hunter Biden, aceptó en aquella época un puesto en la Junta Directiva de “Burisma Holdings”, una sociedad de cartera de un grupo de empresas de exploración y producción de energía. Esta empresa ha operado en el mercado ucraniano de gas natural desde 2002. Es uno de los mayores productores privados de gas natural en Ucrania y es propiedad del oligarca ucraniano Mykola Zlochevsky que fue ministro de Ecología y Recursos Naturales desde julio de 2010 hasta abril de 2012, y subsecretario de Seguridad Económica y Social en el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa desde abril de 2012 hasta febrero de 2014. Hunter Biden cobró unos 50.000 dólares mensuales hasta que dejó Burisma en abril de 2019. Ese mismo mes el padre Joe Biden anunció su candidatura para enfrentarse a Trump en las elecciones de 2020. El presidente estadounidense empezó a sugerir que su posible rival presionó al Gobierno ucraniano cuando era vicepresidente para frenar una investigación a su hijo. En 2015 se abrieron dos casos de corrupción de esta empresa donde Hunter era miembro de su Junta Directiva.
En los últimos meses el abogado de Trump, Rudolph Giuliani, ha presionado a representantes ucranianos para que los Biden fueran investigados. Según la denuncia anónima de un miembro de los servicios de Inteligencia, el presidente de EE.UU. presionó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que Ucrania investigara a los Biden. Las supuestas presiones coincidieron con el bloqueo de una ayuda de cientos de millones de dólares para Ucrania. La posibilidad de que Trump usara fondos públicos para presionar a otro país con el fin de perjudicar la candidatura de un potencial rival electoral, llevó a los demócratas a iniciar el “Impeachment”.
Lo cierto es que las estrategias diseñadas en los años 70 para ganar la batalla en la conquista por el gas en Oriente Medio, continúa siendo la causa de los actuales conflictos con alternativas a los gasoductos cancelados y donde la pérdida de vidas humanas tan sólo se consideran daños colaterales para toda esa maquinaria de Inteligencia militar movida por intereses económicos. La Guerra Civil Siria comenzó unos meses antes de que Irán, Irak y Siria firmaran un memorando sobre la construcción de un gasoducto desde el yacimiento iraní South Pars a Europa en julio de 2011. Esta ruta permitiría a Europa prescindir del gas licuado de promueve EE.UU. en el mercado europeo.
Sin embargo, debido a la guerra en Siria, los planes para construir el gasoducto se suspendieron. Aproximadamente al mismo tiempo se discutieron las perspectivas de la ruta Kirkuk-Baniyas, pero tras el deterioro de la situación en Siria y el norte de Irak, estas negociaciones se pospusieron. Actualmente, Irán vuelve a proponer restaurar el oleoducto Kirkuk-Baniyas. Poco antes, las autoridades iraníes habían anunciado su disposición a cerrar el estrecho de Ormuz si EE.UU. continúa presionando al país con sanciones. El citado oleoducto es uno de los elementos importantes en la integración de la tubería de Eurasia, lo que conduciría a la creación de un sistema independiente de Estados Unidos para el suministro de recursos energéticos a Europa.